entrevista a garrido lecca (la republica 3 de febrero)

domingo, 3 de febrero de 2008

"Si la probreza cayó 7 puntos es porque el chorreo exite"

Hernán Garrido Lecca superó esta semana su primera gran crisis desde que asumió el Ministerio de Salud. Llegó a un acuerdo con la dirigencia médica y puso fin a la huelga de los galenos. ¿Qué hace un economista en este sector? ¿Cuánto sabe de salud pública? Garrido Lecca no se considera un improvisado y asegura que conoce del tema. Juzgue usted qué tan convincentes suenan sus respuestas.

Por Enrique Patriau
Fotos: Melissa Merino

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Lo primero que salta a la vista es comprobar cuánto ha adelgazado este hombre. Él asegura que la notable reducción de su peso no obedece a una rigurosa dieta o a una banda gástrica; todo se debe a un horario de trabajo extenuante que no le da ni tiempo para pensar en comer. Ya durante la entrevista, este economista, escritor, inventor y político responde de todo un poco: Forsur y la reconstrucción, su amistad con personajes tan grises como Carlos Arana (a quien le sigue pidiendo consejos, según confesión de parte) y la marcha de un gobierno derechizado, aunque él dice ser de izquierda. Un izquierdista que –no es broma– reivindica el Consenso de Washington.

–Se levantó la huelga de los médicos pero quedó pendiente el seguro obligatorio.

–No lo abordamos durante las negociaciones. El gremio médico tiene una posición opuesta.

–El Ejecutivo ya mandó un proyecto al Congreso creando el seguro. Será un nuevo motivo de conflicto más adelante.

–Probablemente, pero se está avanzando en una fórmula para intentar llegar a un consenso. Por tratarse de un proyecto del Ejecutivo, nosotros insistiremos en él. Que quede claro: no queremos penalizar a los médicos, sino asegurarles a los peruanos un servicio de calidad.

–Los médicos lo perciben justamente como penalización.

–Es un problema de concepciones.

–Usted es economista de profesión. ¿Tenía conocimientos de salud pública antes de asumir el ministerio?

–Más que conocimiento de un sector específico, se requiere conocimiento de la gestión pública. Mi tesis en la escuela de gobierno de Harvard fue sobre políticas en medicamentos. Por eso ha tenido éxito la reciente compra por subasta inversa que le ha ahorrado al país 50 millones de soles, lo cual se traduce en medicinas más baratas. Hay un antibiótico que se utiliza para las infecciones generalizadas…

–¿Cómo se llama?

–Maraponem, Merapenem… el nombre te lo doy después, no me he aprendido esa parte de las cosas. Sí sé que se usa mucho y que realmente salva vidas. Si uno lo compra en la farmacia, cuesta 95 soles. Ahora la ampolla vale 23 soles en todos los hospitales del país.

–Eso está bien, pero los problemas del sector son urgentes. ¿Sabe cómo va a enfrentarlos?

–Le pongo dos ejemplos. ¿Tiene idea de cómo se manejan las emergencias en el Perú? Si se necesita una cama de cuidados intensivos, el director de un hospital debe llamar a todos los hospitales para preguntar por una libre, si es que tiene saldo en su celular. Así de chicha, así de primitivo. Espero que en unos 30 días ya esté operativo un sistema computarizado. También queremos distribuir mejor las 900 ambulancias que tenemos. Actualmente se reparten de la manera más irracional.

–¿Le van a aumentar el presupuesto?

–Tarde o temprano será así, pero ahora no tengo cara para pedir más dinero. El año pasado solamente se ejecutó el 26% del presupuesto. El 74% restante no se invirtió.

–¿Por qué?

–Por incapacidad de gestión.

–Le echamos la culpa al ministro anterior, entonces.

–La culpa es de todos, de los médicos en cada uno de sus hospitales. Acá no hay cultura del mantenimiento, para nada. Se usan los equipos como si fueran zapatos: se gastan y se botan. Se necesita racionalidad. En Vivienda, dos mil millones de soles en proyectos se manejaban con dos unidades ejecutoras. En Salud hay 44. Las pienso reducir inmediatamente.

–¿Le va a alcanzar el tiempo para hacer todo lo que quiere?

–Depende de lo largo que sea mi ciclo como ministro.

–Todos esperaban que se mantuviera en Vivienda.

–El reto que asumo acá es por lealtad al presidente Alan García y por vocación de hacer las cosas bien. En Vivienda dejé un programa caminando…

–Ya caminaba desde el gobierno de Alejandro Toledo.

–Dejé 45 mil viviendas construidas en 17 meses contra 32 mil en cinco años.


FORSUR

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Está flaco, pero dice mantenerse en guardia. Abajo, ya no come todo el día, pero los pasteles son su debilidad.
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–Forsur depende de Salud. ¿Qué pasa ahí? No ata ni desata. ¿Usted toma las decisiones o el señor Favre?

–Hay un directorio con varios ministros y tres presidente regionales.

–A usted lo mandaron a Pisco supuestamente para poner orden.

–Hice lo que me pidieron: ver los temas de titulación, agua y desagüe y viviendas.

–¿Y esa labor no le corresponde a Favre?

–La suya es una labor de coordinación, de planeamiento, y son los sectores involucrados los que deben tomar las decisiones, aunque a veces el Forsur se ha convertido en una traba. Eso es cierto.

–No ha funcionado.

–Ha servido como ente de coordinación y como todo lo nuevo ha tardado en acoplarse.

–Pero se trataba de una emergencia. En febrero se cumple medio año del terremoto y no se ven avances sustanciales.

–Se han hecho cosas.

–Ud. es bastante benevolente.

–Yo estoy seguro de que en las próximas semanas veremos algunas de las obras a las que el señor Favre se ha comprometido, como el bulevar de entrada a Pisco, los anillos viales, la ciclovía… Claro, yo hubiese querido avanzar mucho más, pero es difícil mover a la burocracia.

–¿Favre debe quedarse en el puesto?

–Esa decisión no me corresponde tomarla a mí. Le doy el beneficio de la duda.


A LA DERECHA

–¿Qué piensa cuando escucha que el APRA es un partido de derechas?

–Bueno… estamos creciendo…

–Ya crecíamos con Toledo.

–Pero ahora lo hacemos al doble. Si no hay crecimiento no hay nada para distribuir. Hay programas del gobierno, como Agua para Todos o los de infraestructura, que tienen un efecto democratizador. El gobierno del presidente García se ha planteado crecer, redistribuir y descentralizar, todo en un marco de austeridad. Y en eso estamos.

–Desde la derecha.

–Me gusta su pregunta porque me permite explicar por qué estoy acá.

No hay nada más democratizador, por ejemplo, que el aseguramiento universal de la salud, una de las promesas del presidente.

–¿Usted se considera de izquierda o de derecha?

–Yo me considero de izquierda, y jamás he tenido duda alguna al respecto.

–¿Y no cree que el gobierno muestra un sesgo conservador muy pronunciado?

–También soy crítico y quisiera recuperar, desde mi sector, el signo de izquierda. Tenemos programas que pretenden eso.

–Usted dice: soy crítico. ¿Crítico de qué?

–De la velocidad a la cual llevamos adelante algunas reformas. En otras vamos muy bien. En educación, por ejemplo, hemos avanzado muchísimo. La gestión del ministro José Antonio Chang tiene un profundo signo aprista de justicia social, aunque no se va a ver en el corto plazo.

–No me respondió: ¿el gobierno no es demasiado conservador?

–No tanto. Si quiere ponerlo así, pienso que el gobierno podría tirarse más a la izquierda. Pero yo voy más allá del mero espectro político. Me refiero a la democratización de la vida cotidiana. Un ejemplo: desde la semana pasada, los programas de vacunación y nutrición son considerados, para fines presupuestales, como inversión en capital humano. Esa es una auténtica revolución conceptual en el Perú.

–El gran reto pasa por la reducción de la pobreza.

–Mire, yo no lo creía hace cinco años, pero considero que las políticas que se han seguido hasta ahora en el Perú sí resuelven el problema de la pobreza. Finalmente, el mal llamado ‘chorreo’, existe. Si la pobreza se ha reducido en seis o siete puntos es por el chorreo.

–¿Y la pobreza extrema?

–No ha retrocedido, cierto, pero lo que quiero decir es que las políticas post Consenso de Washington sí resuelven el problema de la pobreza. Y lo admito hoy. Lo que no solucionan es la pobreza extrema. Esta es impermeable a las políticas del Consenso de Washington.

–Usted se dice de izquierda, pero reivindica al Consenso de Washington.

–Las políticas corregidas del Consenso de Washington, como diría Joseph Stiglitz, amigo mío.

–¿Se imaginó alguna vez compartiendo gabinete con Rafael Rey?

–No, pero más allá de las diferencias ideológicas, que las hay, es una persona muy comprometida con el país y un apasionado de lo que hace.

–¿Y tener de vicepresidente a Luis Giampietri?

–Es un gran oficial de la Marina.

–¿Le molestó que saliera a defender a Fujimori?

–Sí, porque forma parte de un gobierno que siempre ha mantenido que ese tema es competencia del Poder Judicial.

EL GRAN AMIGO

–Siendo usted ministro de Vivienda se destapó la contratación de apoyo periodístico a diarios como ‘La Razón’ y ‘El Chino’. ¿Qué piensa ahora de esos medios?

–Si queremos ser democráticos de verdad debemos entender que cada uno es libre de decir lo que piensa. En ese sentido, mientras puedan subsistir con la venta de sus periódicos, que lo hagan.

–¿Qué piensa de Moisés Wolfenson?

–Que está cumpliendo con la sociedad.

–El presidente García abogó por su liberación. ¿Lo apoya?

–No conozco la mecánica legal. Respeto la opinión del presidente, pero el caso está en manos del Poder Judicial.

–¿Y qué es de Carlos Arana, su viceministro por 48 horas? ¿Lo ve?

–Sí lo veo. Es amigo mío y es un gran activista político.

–Lo hizo bien en la campaña.

–Lo estimo mucho y creo que por algunos errores cometidos por él mismo…

–¿Habla de su relación con Agustín Mantilla?

–Eso es algo personal y nadie se puede meter. Claro, no es políticamente correcto, digamos, pero si es su amigo es su amigo. Lo mismo pasa conmigo. Me sería muy fácil decirle: ya no lo veo. Pero es mi amigo, lo veo, quiero seguirlo viendo y quiero sus consejos.

–¿Lo aconseja?

–Durante el paro médico hablamos por teléfono, incluso le pedí su opinión.

PASIÓN POR EL MUNI

–Ha bajado mucho de peso. ¿Cómo hizo?

–A mí me dicen el búho del hortelano, porque ni duermo ni dejo dormir. Hoy (miércoles) tuve una reunión a las seis y media de la mañana en la embajada de Canadá, y ese ritmo de trabajo me permite comer poco y mantenerme activo. Ya no pienso en comer tanto como antes.

–Usted es hincha del Municipal. Son malos momentos para su equipo que volvió a la segunda división.

–Es una gran pena lo que ha ocurrido. Para el 2006, en la campaña de ascenso, conseguí unos auspicios. Y en el 2007, bueno, no tuve mucho tiempo, lamentablemente.

–¿Piensa echar una mano nuevamente?

–Soy socio vitalicio y cuando deje el trabajo de ministro probablemente intente ayudar.Yo estudié en el colegio de la Marina y durante mi etapa de escolar dos cosas forjaron mi personalidad: ser aprista y ser hincha del ‘Muni’. ¿Se imagina eso? Fueron mis convicciones más tempranas.

–¿Cuándo se hizo hincha?

–Cuando mi padre me llevó al estadio y lo vi jugar al ‘Cholo’ Sotil. Una maravilla. No tenía nada que envidiarle a Maradona.

Posted by Roberto at 21:01  

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