Retorno a las fuentes (Caretas 2061)
jueves, 15 de enero de 2009
Urbanismo :::: Augusto Ortiz de Zevallos se explaya.
Retorno a las Fuentes
Más que los diseños urbanísticos CAD en la pantalla de la computadora, el restaurante Rosa Naútica es el mejor ejemplo contemporáneo de lo que se puede y debe hacer en la Costa Verde. CARETAS entrevistó al arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos, actual asesor de la Autoridad Autónoma, sobre el bramido del mar.
–Hace años se discute la importancia de la Costa Verde, sin embargo pasa el tiempo y sigue siendo un desaprovechado terral al lado de la pista. ¿Cómo urbanista y asesor de la Autoridad del Proyecto Costa Verde ve alguna esperanza de cambio?
–En la cabeza de cualquier limeño la Costa Verde es el zanjón número dos. Los tablistas, veraneantes y deportistas no están reconocidos como titulares de derecho, la Costa Verde es de los carros. Mi propuesta es otra: una ciudad en la que uno pueda ir en bicicleta desde la avenida Brasil hasta el Morro Solar. En las imágenes de google se revela que las avenidas que llegan hasta la Costa Verde son 15, quiere decir que hay una forma tangible de conectar lo de arriba con lo de abajo. Lima es la única capital de América del Sur que tiene costa, debemos hacer un discurso creador con un gran espacio público lleno de vida. Cuando se haya conseguido esta calidad de espacio, evidentemente habrá áreas sobrantes que puedan ser desarrolladas inmobiliariamente como complemento.
–El proyecto de los arquitectos Manuel Zubiate y Raúl Flórez contemplaba construir en ciertas zonas de los acantilados, para por medio de la inversión privada financiar el espacio público. Si como anunció el Alcalde Luis Castañeda Lossio se descarta esa posibilidad, ¿de dónde provendrán los recursos?
–Sin duda la idea de complementar inversión privada y pública no tiene en sí nada de malo, si la definición es un gran proyecto urbano. Lo que estuvo mal es que lo que se quería eran proyectos individuales, maximizar renta, eso es lo que se fue otorgando y sucedió con el Costa Linda, Cala y ese anticuario bamba que es Rústica. Considero que la visión urbanística de Zubiate y Flórez era más de lo mismo.
–¿Su propuesta es opuesta a la presentada por los arquitectos Manuel Zubiate y Raúl Flórez?
–Creo que hay cosas que ellos han hecho que son valiosas, por ejemplo reubicar el trazo del eje vial es una solución conveniente. En más de un punto tiene sentido reordenar la vía. También el tratamiento de malecones son dentro de la propuesta piezas valiosas. Lo que pasa es que el encargo fue el equivocado: maximiza renta inmobiliaria. Había una suerte de expectativa de cada distrito municipal de convertir al litoral en un lote proveedor de dinero, de ventas. El modelo convalidaba un poco lo que ya se hizo, los que invirtieron nunca hicieron un metro cuadrado de espigón.
–Ellos proponían concursos públicos, con reglas de inversión desde el principio.
–Esa filantropía del inversionista no es muy cierta.
–Reconocidos arquitectos como Miguel Cruchaga criticaron el uso de los acantilados para construcciones, pues le parecen escultóricos. Ahora el propio alcalde de Lima afirma que preservará el estado natural de los acantilados.
–La discusión se ha ido a frases, no hay que discutir slogans sino propuestas tangibles. No es ni blanco ni negro, sino una propuesta armónica, inteligente, cuidadosa, donde hay que conciliar lo posible con lo deseable para que se den resultados.
–¿Cómo lograrlo sin recursos económicos? Su propuesta me parece soñadora.
–Soñar está bien, pero yo creo que más bien es soñador creer que un inversionista privado va a generar vía pública, antes que su propio desarrollo.
–¿Mientras se conciben nuevos acuerdos la Costa Verde seguirá siendo una pista al lado de un terral?
–No, porque habrá en el área de Miraflores inversión concreta, con los recursos que ese distrito ha destinado para la costa y se espera que otros municipios puedan delinear algo. San Miguel tiene planes, Magdalena también. El espacio de nadie tiene que ser convertido en la playa de todos, es nuestro primer reto. Generar playa valiosa produce valor, dinero, potencial de inversionistas. Invertir no es agarrarse algo.
–¿Cómo generar playa, hacer costosos espigones, sin recursos?
–Obviamente hay un tema de recursos que debe ser manejado. Hay que hacer una arquitectura financiera inteligente para que esto sea viable y esto incluye a los privados, pero no para reclamar tener un lote y hacer lo que les dé la gana. Si aparecen modelos conciliados entre lo privado y lo público que son el secreto de Barcelona, de Hamburgo, de Guayaquil, bienvenidos. (CV)