Crisis Colombia
jueves, 6 de marzo de 2008
Cuestionario de la Crisis
Gustavo Gorriti, Caretas 2017
El conflicto que enfrenta a Venezuela y Ecuador contra Colombia, provocado por el bombardeo de madrugada que segó la vida de Raúl Reyes, es claramente peligroso, aunque por ahora sea solo verbal. A continuación, algunas preguntas y respuestas sobre el origen, desarrollo y consecuencias de la crisis actual.
–¿La acción del gobierno colombiano representó una violación de la soberanía territorial de Ecuador?
–Por supuesto que sí. Sobre eso no hay ninguna duda. De otro lado, puede argumentarse que el uso constante y generalmente impune de territorio ecuatoriano por las FARC, representaba también una violación territorial de Ecuador; y que el uso de territorio ecuatoriano por las FARC como base para operaciones en Colombia, puede también ser presentado por el gobierno de Uribe como una agresión contra su país.
–¿Pudo haberse capturado a Raúl Reyes advirtiendo de su presencia a las autoridades ecuatorianas y solicitando su colaboración?
–Hay opiniones divididas. De un lado, es cierto que el líder FARC Simón Trinidad (Ricardo Palmera) fue capturado en enero de 2004 en Quito, en una operación conjunta de las autoridades ecuatorianas y colombianas.
Como apunta Markus Schultze-Kraft, director para América Latina y el Caribe del International Crisis Group, una organización de prevención mundial de conflictos, también es cierto que los militares ecuatorianos (unos 11 mil hombres en la frontera norte con Colombia) “han desmantelado y destruido algunos campamentos de las FARC, pero (…) no han atacado a las FARC en Ecuador”. La línea ecuatoriana ha sido, como expresa Schultze-Kraft, la de transferir la responsabilidad al gobierno colombiano bajo el siguiente razonamiento: “es su responsabilidad manejar su conflicto armado interno, no la nuestra, y mucho menos queremos ser parte del Plan Colombia”.
Entre tanto, “las FARC han utilizado el lado ecuatoriano de la frontera como un refugio, zona de descanso y como área de abastecimiento tanto de provisiones como de precursores químicos, en particular gasolina blanca para la producción de cocaína en Colombia”, dice Schultze-Kraft.
–¿Tuvo Uribe alternativas prácticas de acción?
–“Difícil de responder”, sostiene Schultze-Kraft. “Uribe debió haber buscado una política exterior mucho más eficaz con Ecuador hace tiempo. Pero la política exterior de Uribe es su talón de Aquiles… asumió el costo político de la operación, que es un costo demasiado alto…”.
Por su parte, María Teresa Ronderos, directora de la edición en internet de la revista Semana, de Colombia, dice que “yo opino que el gobierno de Uribe tiene razón de fondo en el sentido que Correa estaba permitiendo que las FARC utilizaran su territorio de santuario, y si lo que dicen los computadores de Reyes es cierto, también andaban haciendo acuerdos políticos con ellos y eso viola la soberanía colombiana”.
En cuanto a la visión interna, Ronderos señala que “la mayoría justifica plenamente que si Colombia tenía la oportunidad de darle semejante golpe a la FARC, no podía perderla”.
Ignacio Gómez, el prestigioso periodista de investigación colombiano, tiene una visión algo diferente: “Uribe, al igual que Chávez, gobierna bajo un silencio en los medios sobre los temas más delicados... el hecho es que, asumiendo que la guerra es sin cuartel, “los colombianos” (sic) en una reciente marcha expresaron su odio hacia las FARC, sentimiento éste que legitima todo, incluyendo el traspaso de fronteras”.
–¿Hay precedentes de acciones contrainsurgentes de un Estado en territorio de otro?
–Muchos. De hecho, esta es una de las situaciones más comunes en guerras de insurgencia y contrainsurgencia. Para una organización insurgente (guerrillera, terrorista, saboteadora o una combinación de todo lo anterior con acciones políticas), la proximidad de una frontera, especialmente si es amiga o neutral, resulta particularmente deseable, como área de descanso, de refugio, entrenamiento y reaprovisionamiento. Hay estudiosos sobre lucha guerrillera que consideran que la proximidad de una frontera es una condición indispensable para su probable supervivencia o éxito. Eso no siempre es correcto, pero ha sido el caso en insurrecciones tan diversas como la del FLN en Argelia, contra los franceses; el Vietminh y luego Vietcong en Indochina/Vietnam; el ETA; los kurdos y hasta el Talibán hoy.
Las acciones contrainsurgentes deben, en esos casos, necesariamente negar el beneficio del cruce de fronteras a los insurgentes. Las medidas para lograrlo han ido desde la construcción de barreras físicas en las fronteras, hasta las incursiones en profundidad en territorio ajeno, como acaba de hacer el ejército turco en el norte de Irak el mes pasado; o, en circunstancias aún minoritarias, a través de la cooperación policial democrática, como sucede ya entre España y Francia.
–¿Ayudó Estados Unidos al gobierno colombiano en esta operación?
–Es muy probable que sí, dada la importancia que parece haber tenido la inteligencia electrónica en la interceptación de comunicaciones y rastreo del lugar. “No me sorprendería para nada que fuera así”, dice Michael Shifter, vicepresidente del Diálogo Interamericano, en Washington, “creo que los colombianos tenían toda voluntad, pero los Estados Unidos pueden haber dado apoyo de inteligencia. Ciertamente creo que Chávez está convencido de eso, lo que explica su fuerte reacción”.
Un experto extranjero en el tema, que prefirió no ser identificado dijo que “no hay duda que los Estados Unidos aprobaron y ayudaron en la operación. También en lo de (la captura de Simón) Trinidad”.
–¿Quiénes se benefician con el conflicto?
–En el corto plazo, tanto Uribe como Chávez y Correa se fortalecen. Para Uribe, el relativo aislamiento regional se compensa no solo con un éxito operativo muy necesitado, sino que, como dice Ignacio Gómez, “manda a segundo lugar en la agenda pública, temas tan delicados como el juicio a más de cien de sus congresistas y miembros de su gobierno por paramilitarismo, es decir, por terrorismo”.
Para Chávez, el prenderse del conflicto y la verborrea belicista le permite acallar sus crecientes fracasos en gobernar un país con más dinero pero con más problemas que nunca. Es que el fascista del Orinoco es, sobre todo, incompetente.
Correa es quien más tiene que ganar políticamente en el corto plazo, aunque las revelaciones de las computadoras de Reyes pueden hacerle daño (y también a Chávez).
–¿Quiénes son los más perjudicados?
–Los pueblos, como siempre. El intercambio comercial entre Ecuador y Venezuela con Colombia es de más de 8 mil millones de dólares. La frontera entre Venezuela y Colombia es una de las más vibrantes (y a la vez más peligrosas) en América Latina. Un bloqueo comercial tendría efectos muy duros en ambos lados.
–¿Hay peligro de guerra? Y si se da, ¿quién la gana?
–La mayor parte de expertos coinciden en que, por ahora, la guerra será de laringes, halitosis y amenazas pero sin llegar a los golpes. “Dudo mucho que las cosas lleguen a lo físico”, dice Shifter, del Diálogo Interamericano, “por lo menos no ahora. Ninguna de las fuerzas armadas de las tres naciones está interesada y la opinión pública también se opone. Las consecuencias económicas serían severas y debilitarían la base de poder de Chávez… él además, está en desventaja militar ante Colombia”.
Schultze-Kraft afirma que “la confrontación bélica sería lo peor que les podría pasar a los tres países, por los costos y los daños de muy largo alcance, militares, económicos y políticos”. Sin embargo, si se diera la guerra, “Colombia lleva la ventaja”.
Según Ronderos, de Semana, “no creo que nadie piense en Colombia que vaya a haber una guerra con Venezuela ni con Ecuador. Chávez se vino a comprar la pelea Uribe-Correa, que no era de él, porque necesita concitar unión interna, porque está muy débil”.
De todos modos, Semana publicó una infografía reveladora sobre el supuesto plan de guerra “Guiacaipuro” de Chávez. Ahí, en el balance de fuerzas destaca claramente la ventaja colombiana, a lo que hay que añadir la experiencia en el combate y la clara superioridad en comando y control (y restar la eventual acción de las Farc a favor de Chávez). Sin embargo, todo hace presumir que, por ahora, Chávez no se va a atrever.
–¿Y el Perú?
–Debe mantener espacio de maniobra, sabiendo que ya está metido en el problema. A la vez, discretamente pero con verdadera aplicación y realismo, debe fortalecer su capacidad de defensa. Hay mucho loco suelto en el vecindario.
–¿La mayor víctima?
–El sueño de la integración andina. Cualquier discurso en ese sentido es ahora grotescamente ridículo. A esta región no la inspira la Europa del siglo XXI sino la del siglo XIX.