el malecón de los ingleses por juan de arona

lunes, 4 de junio de 2007

EL MALECÓN DE LOS INGLESES.
Escrito por Pedro Paz Soldan y Unanue (Juan de Arona) en su libro "LA LÍNEA DE CHORRILLOS, DESCRIPCIÓN DE LOS TRES PRINCIPALES BALNEARIOS MARÍTIMOS QUE RODEAN A LIMA" (1894)

En la calle de Junín, que sigue a la de Bregante y al despoblado, nos hallamos de improviso con una linda sorpresa. Hemos vuelto a entrar a poblado, y allí nos espera el Malecón de los Ingleses. Este paseo no es un paralelogramo como el de Chorrillos, si no un pequeño cuadrado cortado con tal gusto y elegancia, y también arqueada su blanca balaustrada, que parece una de esas altas terrazas o azoteas, que en ciertas poblaciones de Europa dominan una basta extensión del mar o de campiña. Lo adornan algunos Ficus.

Aquí el barranco no se presenta en precipicio vertiginoso al pie de la baranda como el de Chorrillos, sino que se abre ampliamente a los lados a la manera de una granada. Tampoco ofrece a la vista una superficie inmunda, negrusca, más basura que tierra, surcada por las impávidas lagartijas, dejando flotar a trechos algunas viejas totoras o eneas enterradas allí con las generaciones, sino sus limpias paredes de conglomerado o aluvión esto es, de tierra vegetal apretada con millares de piedrecitas.

El fondo de esta ancha quebrada va angostando progresivamente y formando la garganta del barranco, marcada por la verde línea de la vegetación agreste, cañas silvestres que se divisan desde arriba, agitando sus penachos. Entre la sinuosa línea de esa especie de thalweg, no tardan en descubrirse con sorpresa algunos tramos de elegantes escaleritas de madera interpolados a trechos con largos descansos o mesetas entabladas. Los pasamanos son de viejos fragmentos del cable atlántico de modo que van a concluir sus días enmohecidos los rieles de los ferrocarriles, sirviendo de tranqueras y cercas en las heredades y los cañones militares de guarda cantones en las esquinas urbanas.

Al deslizar la mano por esos pasamanos se estremece uno, creyendo sentir vibrar todavía entre sus dedos el pensamiento de dos mundos. A medida que se llega al fondo se tupe y espesa la vegetación, aumenta el murmullo de los arroyuelos formado por las filtraciones, y se agigantan las trepidaciones de los arietes, que escondidos en cuartos de madera recuerdan con sus golpes de martillo la escena de los batanes en Don Quijote.

Frente al último descanso, cierra la vista y el sendero aéreo que corre por allí como las galerías de algunas gargantas en los Alpes, una enorme puerta de madera de dos hojas, cruzadas por un largo cerrojo. Al descorrerlo nos hallamos con el último tramo de escalera que cae a la pedregosa playa y da vista repentina al soberbio océano.

Con seguridad que en todo esto a andado la mano británica purita y sola. Yo no reconozco en tales rasgos la edilidad de mis municipillos.

Si la pintoresca bajadita ha sido construida para servicio del cable o de los arietes que expelen con vigorosa coz hacia arriba el agua por medio de una cañería de fierro como de dos pulgadas de luz, suspendida sobre tijerales o para uso de bañantes excéntricos, lo ignoro. En la playa desierta no hay ningún rancho (cuarto) que acredite esto ultimo , pero una inmensa roca plana como una mesa, puesta allí sin duda por algún derrumbamiento, proyecta piadosamente sobre su estrecha base, una especie de alar de techo que podría muy bien servir para denudarse y vestirse .

Al rededor del maleconcito de los ingleses hay agrupados algunos lindos ranchos, propiedad y residencia de ingleses y alemanes, salvo alguno que otro criollo, ingles de agua dulce que suele colarse allí como el grajo entre los pavos, para practicar el idioma y descansar de la gente del péis¡

¡Coincidencia curiosa¡ un paseo muy análogo en Niza residencia invernal de los europeos se llama también El camino de lo Ingleses. La colonia inglesa lo construyó en 1824.

El Malecón de los Ingleses fue construido 1891 sobre terreno cedido por escritura pública por Don Juan Mattison; importó la obra mas o menos 2,000 soles que fueron promocionados por los propietarios del lugar

NOTA del mismo documento:
Los Arietes llamados por los ingleses hydrulic rams y por los franceses béliers hidrauliques, elevan el agua multiplicando por diez la caída; es decir, que si reciben aquella una vara de altura, la suspenden diez, y si de diez cien. Es un aparato muy sencillo y tiene la forma de un ariete o carnero empotrado de cabeza en el suelo y presentando la grupa al sol. Dentro de lo que puede llamarse el cuerpo, está formado el vacío que presionando enérgicamente la porción de agua que recibe por el orificio de entrada, la obliga a salir y subir por el opuesto. El agua al escaparse levanta una válvula, que alzándose y bajándose alternativamente, es la que produce el golpe de martillo que hemos comparado como los latidos de un corazón.

Posted by Roberto at 10:54  

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